Foto de la fachada del Instituto Cultural Cabañas, del lado izquierdo una serie de esculturas de bronce llamada "Sala de los Magos" de Alejandro Colunga

Los restos humanos de mayor antigüedad en el estado presentan una edad aproximada a los 15 mil años y consisten en fragmentos de cráneos y otros restos que se encontraron en la ribera de los lagos de los municipios de Zacoalco de Torres y Chapala. Además se han localizado puntas de flecha, raspadores, anzuelos, agujas y otros artefactos hechos de hueso.

Otros vestigios recuperados consisten en fauna pleistocénica encontrados en Ameca, Zacoalco de Torres, San Marcos, Sayula y la ribera del lago de Chapala. Se suman a estos hallazgos, puntas de flecha, de aproximadamente 10 mil años, encontradas al sur de Zacoalco de Torres y San Marcos.

Prueba fehaciente de la presencia humana son los petroglifos y pinturas rupestres encontradas en los municipios de  Cabo Corrientes, San Gabriel, Jesús María, La Huerta, Puerto Vallarta, Mixtlán, Villa Purificación, Casimiro Castillo, Zapotlán el Grande y Pihuamo.

Se cuenta con elementos suficientes para suponer que la aparición formal de los primeros asentamientos humanos en el occidente de México se remonta hace 7 mil años.

Para su estudio, la evolución cultural en esta región ha sido dividida en dos etapas a partir del inicio de la agricultura y el asentamiento  en aldeas, hacia el año 1500 antes de nuestra era.

La primera etapa abarca un poco más de 2000 años y se caracteriza por la adopción de la vida en las aldeas, así como la práctica de la agricultura que se sumó a la caza y a la recolección. La vida sedentaria les permitió dedicarse a otras actividades como la fabricación de cerámica, la práctica de ceremonias religiosas y funerarias, y del trueque.

De esta época datan las tumbas de tiro, esta manifestación cultural se presentó únicamente en el occidente de México y en Sudamérica; y consisten en cámaras o recintos funerarios subterráneos. En Jalisco, destacan las tumbas encontradas en los municipios de  Acatlán de Juárez, El Arenal y en Casimiro Castillo.

La segunda etapa de las culturas de occidente se ha denominado “Tolteca” y se caracteriza por el dominio militar en unos pueblos sobre otros más débiles. En esta época se perfeccionaron los trabajos de cerámica, apareció la técnica metalúrgica del oro, la plata y el cobre; y además se vigorizó la actividad comercial tanto local como foránea.

Recientes investigaciones de campo, han permitido obtener valiosa información arqueológica que demuestra, de manera concluyente, que en la zona occidental de México surgieron ricas culturas que manifestaron su grado de desarrollo en arquitectura monumental, grandes asentamientos y sistemas de irrigación, así como un posible sistema de escritura ideográfica. Estos descubrimientos vienen a poner fin a la idea equívoca de que en los sectores occidentales de México, las culturas prehispánicas eran simples y de pequeña escala.

La rica diversidad de vestigios arqueológicos con que se cuenta en la entidad es una valiosa herencia cultural de nuestros antepasados indígenas; su distribución en el estado abarca prácticamente todas las regiones de la entidad.

Como ejemplo se pueden mencionar las zonas arqueológicas de “El Ixtépete”, “El Grillo” localizados en el municipio de Zapopan; “La Providencia”, “Laguna Colorada”, “Las Cuevas” “El Arenal” y “Palacio de Oconahua” en el municipio de Etzatlán; “Huitzilapa” y “Cerro de la Navaja” en la municipalidad de Magdalena; “Guachimontones” en Teuchitlán; “Coyula” en Tonalá; “Atitlán”, “El Mirador”, “El Reliz” y “Las Cuevas” en San Juanito de Escobedo; “Portezuelo” en Ameca; “Las Pilas”, “Huaxtla” y “Santa Quitería” en el municipio de El Arenal; “Cerrito del Istle” (Hiztle) en el municipio de Huejuquilla el Alto; “Las Calles” (cerro de Portezuelo) en La Barca; “Centro ceremonial Ixtapa” en Puerto Vallarta; “Santa Inés” y “La Tepalcatera” en el municipio de Sayula; “Mesa de San Francisco” en Tamazula; entre muchos otros localizados a lo largo y ancho de nuestro estado.

Foto de la pirámide central del sitio arqueológico Guachimontones. Foto de la pirámide central del sitio arqueológico Guachimontones, ubicado en el municipio de Teuchitlán.

El territorio del actual estado de Jalisco estuvo habitado por diversas etnias: bapames, caxcanes, cocas, cuachichiles, huicholes, cuyutecos, otomíes, nahuas, tecuejes, tepehuanes, tecos, purépechas, pinomes, tzaultecas y xilotlantzingas. Otros autores mencionan también a pinos, otontlatolis, amultecas, coras, xiximes, tecuares, tecoxines y tecualmes.

En el siglo XVI, a la llegada de los españoles, los habitantes de la región noroccidental de México, en general, fueron sometidos pacíficamente a la autoridad de la corona hispana.

Para lograr la conquista de esta región se realizaron varias expediciones durante el primer tercio del siglo XVI, incursionando en estas tierras Cristóbal de Olid (1521), Alonso de Avalos (1521), Juan Álvarez Chico (1521), Gonzalo de Sandoval (1522), Francisco Cortés de San Buenaventura (1524), y Nuño Beltrán de Guzmán (1530) acompañado de Pedro Almíndez Chirinos y Cristóbal de Oñate.

Con la empresa de Nuño de Guzmán, da principio la colonización neogallega y casi termina su conquista cuando toma posesión de las tierras situadas al margen derecho del Río Lerma, el 5 de junio de 1530, dándole el nombre de Conquista del Espíritu Santo de la Mayor España, a los territorios sometidos por él y sus capitanes.

A fines del año de 1531, Guzmán fundó la Villa del Espíritu Santo de la Mayor España como capital de las tierras por él conquistadas.

Sin embargo, por cédula real del 5 de enero de 1531 se dispuso que el término impuesto a la conquista fuera sustituido por el de Provincia o Reino de Nueva Galicia y su capital debería llamarse Santiago Galicia de Compostela; tales acuerdos llegaron a conocimiento de Guzmán hasta enero de 1532, quien a pesar de sus súplicas y argumentos enviados a la corona española, pidiendo se conservaran los nombres por él elegidos, finalmente cumplió con la voluntad real.

 

Foto de un paisaje donde se muestra la sierra occidental. Foto de un paisaje de la Sierra Occidental.

La provincia neogallega comprendió desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII los actuales estados de Nayarit, Zacatecas, Aguascalientes, así como gran parte de los de Jalisco y Sinaloa, y una pequeña fracción de los de San Luis Potosí  y Durango.
El territorio de la Nueva Galicia comprendía, en total, 22 alcaldías y 13 corregimientos.

El 4 de diciembre de 1786, Carlos III expidió la ley titulada “Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de intendentes de ejércitos y provincia en el reino de Nueva España”, mediante la cual se estableció en el virreinato el sistema político-administrativo de intendencia, que se mantuvo hasta las primeras décadas del siglo XIX. Con este sistema, Nueva España se vio dividida en 12 intendencias y tres provincias.

Así, el reino de Nueva Galicia cambió su nombre por el de Intendencia de Guadalajara, y se modificaron también sus límites, quedando integrada  por el territorio de las hoy entidades de Jalisco, Aguascalientes, Nayarit y Colima, y comprendiendo 26 jurisdicciones o partidos.

Al finalizar el siglo XVIII, la Nueva Galicia alcanzaba una extensión territorial de más de 9,600 leguas cuadradas, pobladas por más de medio millón de habitantes, y divididos en 27 jurisdicciones.

Para principios del siglo XIX, hacia 1804, habitaban el territorio de la Intendencia de Guadalajara, más de 520 mil habitantes, distribuidos en las 29 jurisdicciones. La población neogallega estaba dividida fundamentalmente en cuatro grupos, estos eran: españoles, criollos, mestizos e indios. Además de las llamadas castas, que se formaban con las personas de sangre mezclada.

La Nueva Galicia, supo mantener durante el período colonial una situación de autonomía, tanto en el renglón político como en lo económico, con respecto de la Nueva España.

Este estado de cosas se debía a una serie de instituciones de carácter político judicial, comercial, cultural y religioso, de las cuales dotó la corona española al territorio neogallego. Estas instituciones fueron: la Real Audiencia (1548), el Real Consulado (1795), el obispado de Guadalajara (1548), la Universidad de Guadalajara (1791) y la Diputación Provincial (1812)

Todos estos factores se sumaron al libre comercio entre las colonias aprobado por la metrópoli en 1774. Con tal disposición  la Nueva Galicia alcanzó un auge económico hacia finales del siglo XVIII, dando como resultado una provincia autónoma en el contexto colonial.

En los primeros años del siglo XIX, se comienzan a manifestar los primeros brotes de emancipación en las colonias españolas, entre los factores que determinaron esta nueva etapa en territorio americano destacan las siguientes: la vieja oposición entre criollos y peninsulares, las ideas de la Ilustración, y la invasión napoleónica a España.

Efectivamente, los criollos americanos vieron en estos hechos la interrupción del pacto colonial.

Desde 1810, la Nueva Galicia se convirtió en escenario de cruentas y decisivas batallas en pro del movimiento que dio la independencia a Nueva España. Durante el período colonial se dieron muestras de repudio a la presencia de los conquistadores por parte de las masas indígenas, cuya condición de clase sometida y explotada los llevó a adoptar una actitud rebelde que se manifestó desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. Entre los levantamientos que se dieron en territorio neogallego se pueden nombrar: el levantamiento de San Miguel de Culiacán en 1533; en el año de 1538, la rebelión de Coaxicori; en 1541, la rebelión de los tecoxines y de los caxcanes; en este mismo año ocurrió la lucha y toma de El Mixtón. En 1584 sucedió la insurrección de Guaynamota; en el año de 1617 la rebelión liderada por Cogoxito; en 1704 tuvo lugar la insurrección de Nostic. Y a principios del siglo XIX, en 1801, la insurrección del indio Mariano.

La guerra de Independencia había comenzado el 16 de septiembre de 1810, unos días después las primeras noticias de la sublevación llegaron a Guadalajara y a fines del mes incursionaron en territorio de la intendencia dos grupos insurgentes: uno encabezado por Navarro, Portugal y Huidobro por los rumbos de  los municipios de Jalostotitlán, Atotonilco y La Barca; y el otro al mando de José Antonio Torres, el “Amo Torres”, iniciando su empresa por Sahuayo, Tizapán el Alto, Atoyac y Zacoalco de Torres.

El 4 de octubre de 1810, Torres se había presentado ante Miguel Hidalgo,  quien lo comisionó para incursionar por Nueva Galicia y apoderarse de Guadalajara. Tal cometido supo cumplirlo cuando, el 11 de noviembre, el insurgente entró triunfante a Guadalajara.

Las medidas tomadas en la intendencia de Guadalajara para frenar el movimiento de independencia resultaron inútiles: la integración de la “Junta Superior Auxiliar de Gobierno y Defensa”; la formación del regimiento llamado “La Cruzada” integrado por miembros del clero secular y regular, sacristanes, monaguillos y devotos; así como la excomunión lanzada por el obispo Cabañas contra todo aquel que aprobara, ayudara o favoreciera el movimiento insurgente y a sus caudillos Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo. Ninguna surtió efecto para disuadir a los sublevados y sus seguidores.

El día 13 de noviembre se unió a la lucha por la independencia el cura de Ahualulco, don José María Mercado quien defendió la causa con total entrega y valor hasta su muerte, ocurrida el 31 de enero de 1811 al ser víctima de la traición por defender la causa patriótica.

El día 26 de noviembre de 1810, Hidalgo hizo su entrada triunfal a Guadalajara, después de haber pasado por los municipios de  Zamora, La Barca, Atequiza y Tlaquepaque.

Su estancia en la capital neogallega se prolongó hasta el 14 de enero de 1811, y durante ella ocurrieron una serie de hechos de gran alcance político y social.

Foto de la fachada de la presidencia municipal de Tlaquepaque.Foto de la fachada de la Presidencia Municipal.

El 29 de noviembre de 1810, promulgó el decreto de abolición de la esclavitud. A fin de organizar al gobierno insurgente, Hidalgo creó los Ministerios de Gracia y Justicia, y la Secretaría de Estado y del Despacho, también nombró un representante plenipotenciario de México en territorio estadounidense. Por disposición de Hidalgo empezó a publicarse “El Despertador Americano”, primer periódico tapatío y primero también en propagar las ideas de la insurrección; con este hecho nace la prensa al servicio de la causa insurgente, destacando en este medio un notable ideólogo mexicano: Francisco Severo Maldonado.

Otras importantes medidas que tomó Hidalgo fueron: abolir el papel sellado, los tributos y los estancos; también redujo las alcabalas, y abolió la prohibición de fabricar pólvora.

El movimiento insurgente tuvo grandes triunfos como la toma de Guadalajara, pero también sufrió fuertes derrotas como ocurrió en la batalla del Puente de Calderón, el 17 de enero de 1811. Otra gran pérdida fue la muerte del valeroso caudillo José Antonio Torres, quien fue aprehendido en Palo Alto, el 4 de abril de 1812. El 11 de abril del mismo año, fue conducido a Guadalajara, siendo sentenciado a “ser arrastrado, ahorcado y descuartizado con confiscación de todos sus bienes”; pena  que se ejecutó el 23 de abril de 1812.

A pesar de estos dolorosos reveses la guerra de independencia no fue sofocada en la Nueva Galicia, por todo el territorio se escenificaron cruentas batallas.

En el lapso de 1813 a 1816, los insurgentes del islote de Mezcala realizaron una de las hazañas más gloriosas del movimiento de independencia al resistir, durante todos estos años, los ataques realistas hasta la firma de la capitulación, el 25 de noviembre de 1816;  lo que dio término a una de las más cruentas luchas de la insurgencia. Los patriotas del sitio de Mezcala estuvieron dirigidos por el presbítero Marcos Castellanos, el insurgente Encarnación Rosas y por José Santana.

Durante estos años el territorio jalisciense fue testigo del gran  heroísmo de las huestes al mando del insurgente Pedro Moreno, quien desde 1812 estaba en contacto con los caudillos de Apatzingán. Desde el año de 1813 y hasta 1816 su actividad combatiente no disminuyó en las cercanías de Lagos y León.

El 27 de octubre de 1817, el movimiento de independencia perdió a uno de sus más fieles defensores al morir Pedro Moreno; después de que con sus huestes fue sorprendido por sus enemigos al mando de Mariano Reinoso, en el rancho “El Venadito”.

Hacia 1821, Agustín de Iturbide, puesto de acuerdo con Vicente Guerrero propuso el Plan de Iguala. En el Nuevo Reino de Galicia, el ejército y el clero apoyaban dicho plan, logrando incluso la aprobación y ayuda política y económica del obispo Cabañas.

Así, el 13 de junio de 1821, se firmó el Plan de Iguala, en San Pedro Tlaquepaque en la casa marcada con el número 208 de la calle Independencia.

El día 14 de junio se reunieron la Diputación Provincial, la Audiencia, el Ayuntamiento y las demás corporaciones civiles y eclesiásticas, todas las cuales juraron no tener otra religión que la católica y prestar obediencia a Iturbide, reconociendo a Pedro Celestino Negrete como Jefe Superior Político.

La proclamación pública de la independencia se hizo el día 23 de junio, y ese mismo día se empezó a publicar el periódico oficial con el nombre de Gaceta del Gobierno de Guadalajara.

Una vez que Iturbide tomó el mando del naciente país independiente, se decidió disolver el Congreso y nombrar en su lugar una junta instituyente.

Con el Plan de Casa Mata, firmado por los generales Antonio López de Santa Anna y José Antonio Echavarri se reprobaba la conducta de Iturbide y se exigía que se convocara al Congreso.

Cuando Iturbide abdicó, se formó el Supremo Poder Ejecutivo, con Pedro Celestino Negrete, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria, pero como no se convocó de inmediato a un nuevo Congreso, para que la nación se constituyera como República Federal, las autoridades de Guadalajara reclamaron enérgicamente el cumplimiento del Plan de Casa Mata.

Estos acontecimientos aunados a la tradición de autonomía de la Nueva Galicia, alimentada por la interrupción del pacto colonial y la tradición monárquica, explican por qué el 16 de junio de 1823, la Diputación Provincial de Guadalajara se proclame a favor de la adopción del sistema de República Federal, como forma de gobierno, adelantándose a la respuesta del Congreso General de 1824.

El 16 de junio de 1823, es la fecha en que se conmemora el nacimiento del Estado Libre y Soberano de Jalisco. Su capital es la ciudad de Guadalajara, la cual ha conservado este rango desde el siglo XVI hasta nuestros días.

 

Esta iniciativa se materializa en el Plan de Gobierno Provisional del Nuevo Estado de Xalisco, donde en su tercer artículo dispone que: “El Estado de Xalisco es libre, independiente y soberano de sí mismo, y no reconocerá otras relaciones con los demás Estados o Provincias, que las de la fraternidad y confederación.”

La difícil tarea de consolidar al Estado de Jalisco, en la recién establecida República Federal da principio con los siguientes hechos: la integración del Congreso Constituyente  que dotó a Jalisco de una Constitución Política Estatal (constaba de 272 artículos); y la elección de Prisciliano Sánchez como primer Gobernador Constitucional del Estado.

 

Con el recién adoptado sistema federal, el territorio jalisciense quedó dividido en ocho cantones: Guadalajara, Lagos, La Barca, Sayula, Etzatlán, Autlán, Tepic y Colotlán.

 

Pero no todos los grupos sociales estuvieron de acuerdo con todos estos acontecimientos. Quienes derivaban su poder de la antigua relación de dominio colonial se organizaron rápidamente para impedir cualquier cambio.

Así, las vicisitudes derivadas de la oposición entre conservadores y liberales caracterizaron gran parte del siglo decimonónico, en la historia de México.

Desde 1823, cuando Jalisco adoptó el sistema federal, los distintos gobiernos del Estado defendieron y sostuvieron la causa por la que se había luchado, la de “Federación o Muerte”.

Durante el período que se conoce como la primera República Federal (1823-1835), los liberales jaliscienses no cesaron en hacer frente a las constantes hostilidades y pretensiones de los centralistas por implantar un sistema de gobierno que los favoreciera.

Luego de serios enfrentamientos en el campo político y militar, los liberales jaliscienses fueron sometidos, a fuerza de las armas, por parte de los conservadores en agosto de 1834; a partir de esa fecha Antonio López de Santa Anna tomas las riendas del país y se encarga de defender los intereses de los centralistas, quienes plasmaron sus ideales en las Siete Leyes Constitucionales, promulgadas en diciembre de 1836 y vigentes hasta 1841. En estas leyes se tomaron medidas que limitaban la libertad de organización política en todos los niveles. En Jalisco, desde 1835, el gobernador José Antonio Romero de convicción netamente conservadora suprimió los ayuntamientos, el Congreso del Estado y también nombró nuevos funcionarios.

A pesar de estas medidas tan drásticas, el ideal federalista de Jalisco no fue exterminado. Hacia 1846, ante la amenaza centralista de imponer una monarquía como forma de gobierno, los liberales mexicanos reaccionaron enérgicamente y se apresuraron a reorganizarse. En Jalisco un grupo de liberales se levantó en armas al grito de “Viva la República, muera el príncipe extranjero”, y en respuesta a esta protesta el gobierno centralista envió a sus tropas a Guadalajara, hostigando a la población y dejando en estado de sitio a la ciudad.

En agosto de 1846, triunfa nuevamente la causa federalista y México inicia su reorganización  según las bases de la Constitución de 1824.

Sin embargo la tarea de fortalecimiento del sistema federal sufre otro grave tropiezo, cuando los desacuerdos entre los grupos liberales y los ataques conservadores provocaron la nueva adopción del sistema centralista, así como su forma de organización política y territorial, en 1852, con la proclamación del Plan del Hospicio y el regreso de Santa Anna al poder.

Este hecho alertó a los liberales mexicanos, quienes actuando frente a condiciones adversas dieron cuenta de su presencia en la escena política, en marzo de 1854, al proclamarse el Plan de Ayutla.

Jalisco pronto declaró su adhesión a dicho plan y, en febrero de 1855, la guarnición de Guadalajara hizo lo mismo.

Los liberales vieron triunfar nuevamente su causa en agosto de 1855, cuando Santa Anna huyó del país. Jalisco inicia su reorganización cuando Ignacio Commonfort promulga el estatuto orgánico de Jalisco, mediante el cual se restauran en la entidad los principios de la Constitución de 1824 y con ella los derechos civiles.

El gobierno estatal pronto reafirmó su posición liberal, al jurar la Constitución Federal de 1857 y promulgar la Constitución Política del Estado ese mismo año; inspirándose en los lineamientos de la Carta Magna. La adopción del nuevo código desató en el país una violenta respuesta por parte de los grupos conservadores, dando lugar a la llamada Guerra de Reforma que, a lo largo de los tres años que persistió, dejó muerte y destrucción en todo el país.

El Congreso de Jalisco protestó contra los desórdenes provocados por el Plan de Tacubaya, cuya promulgación dio principio a la Guerra de Reforma; igual reacción tuvo el ayuntamiento de Guadalajara. Y aunadas a las protestas oficiales, se dieron las de carácter popular; pero todas se unificaban en el propósito de defender la Constitución y las instituciones que esta respaldaba.

Una vez terminada la Guerra de los Tres Años, a fines de 1860, se inició el camino de reorganizar a la nación en todos los aspectos, a fin de reanudar el proyecto liberal.

Aún se vivían las grandes pérdidas de la guerra civil, cuando México se ve amenazado por la intervención militar extranjera de tres países: Inglaterra, Francia y España; utilizando éstos como pretexto la suspensión de pagos de la deuda externa que dispuso Juárez el 17 de junio de 1861.

Ante tal amenaza, Jalisco reaccionó con patriotismo, ya que su gobernador Ignacio L. Vallarta publicó un llamado a sus coterráneos, el 23 de diciembre de 1861, para que defendieran con armas la soberanía e integridad del país.

Tanto España como Inglaterra cesaron en sus propósitos, no así Francia, que procedió a invadir militarmente a México.

En Jalisco, respondiendo a tal atropello, el Tribunal de Justicia del Estado publicó una protesta contra la intervención gala. A pesar de la resistencia militar mexicana, las fuerzas francesas ocuparon su territorio; y el 6 de enero de 1864, las tropas de Francia arriban a Guadalajara.

Los jaliscienses manifestaron siempre su repudio al emperador Maximiliano y a los conservadores que apoyaron su imposición. Hacia 1866, en Jalisco se volvieron más frecuentes y violentos los levantamientos contra el imperio; se clamaba por la instauración de la República. Los conflictos entre los liberales e imperialistas se recrudecieron, llevando al enfrentamiento de las armas entre ambas facciones.

El 18 de diciembre de 1866 se escenificó en la hacienda de La Coronilla, cerca de Santa Ana Acatlán, un fuerte combate entre tropas francesas y las fuerzas comandadas por el general Eulogio Parra, quien conquistó la victoria cubriendo de gloria las armas mexicanas. Otro de los hombres que logró grandes triunfos para México en esta guerra, fue el General Ramón Corona. El 21 de diciembre de 1866, el general Parra entró triunfante a la ciudad de Guadalajara y unos días después, el 14 de enero de 1867, arriba a la capital tapatía, el general Ramón Corona, con este hecho se da por restaurado el orden constitucional en el estado, aplicando los preceptos de la Carta Magna de 1857 y las Leyes de Reforma.

A partir de 1867, con la restauración de la República, se inicia para México un difícil y problemático recorrido que buscaba restablecer las instituciones republicanas y fomentar las libertades políticas.

El 14 de agosto de 1867, al convocarse a elecciones, se inició la definición de posición de quienes participaban en grupos políticos. En Jalisco, la contienda se dio entre los grupos de liberales moderados y liberales “puros”, es decir, radicales en sus ideas. Apareció en la escena política, como un elemento de peso en este renglón, la Unión Liberal bajo el auspicio de Ignacio L. Vallarta. Integraban  este grupo, miembros de la intelectualidad jalisciense puros. Otro grupo liberal radical que cobró fuerza fue el Club Republicano Progresista.

El prestigio y la experiencia de Juárez en el plano político, lograron mantener la línea federalista en el gobierno, así como resistir el ataque de varias sublevaciones como la inspirada en el Plan de la Noria, emitido por Porfirio Díaz en 1871, el cual rechazaba la reelección de Juárez.

Tras la muerte de Benito Juárez, ocurrida el 18 de julio de 1872, se recrudecieron las rebeliones. En la Sierra de Álica, Manuel Lozada proclamó el “Plan Libertador”; fue el general Ramón Corona el encargado de hacer frente a esta sublevación, logrando la victoria en La Mojonera el día 28 de enero de 1873.

El día 7 de febrero de 1876, el general Donato Guerra se pronunció en Lagos, a favor del Plan de Tuxtepec, proclamado éste por Porfirio Díaz; en él se declaraba por la no reelección y criticaba la política de Lerdo de Tejada, acusándolo de manipular las elecciones para mantenerse en el poder y de dilapidar los fondos de la nación.

El día 8 de enero de 1877, el Congreso del Estado de Jalisco reconoció el Plan de Tuxtepec, y al día siguiente Díaz entró victorioso a Guadalajara, seguido dos días más tarde, por 12 mil hombres de su división.

El 5 de mayo de 1877, Díaz tomó la presidencia y no se separó de ella hasta 1911, valiéndose de continuas reelecciones.

Jalisco esperaba que la administración de Díaz, le reincorporara a su territorio el de Nayarit antes Cantón de Tepic. Esta espera, sin embargo, resultó inútil pues el Séptimo Cantón de Tepic, mediante la reforma del artículo 43 Constitucional, se convirtió en territorio de la federación, lo cual ocurrió en 1884.

La consolidación del poder de Díaz en el estado de Jalisco, se dio cuando al morir el general Ramón Corona, el 11 de noviembre de 1889, dejó libre el terreno para que se impusieran sus partidarios.

 

La permanencia de Díaz en el poder hasta 1911 resultó un obstáculo para quienes deseaban ver convertido a México en una verdadera República Federal; el inicio del siglo XX, representaba para ellos una nueva época que reclamaba una renovación en todos los aspectos; político, social y económico.

Así, a principios del presente siglo, empezaron a surgir los primeros brotes de inconformidad hacia la dictadura. En Jalisco, desde 1903, se registraron manifestaciones en pequeños grupos que repudiaban la continuidad del dictador.

En 1908, luego de la entrevista Díaz-Creelman, en todo el país los grupos políticos comenzaron a organizarse; en Jalisco muchos profesionistas e intelectuales empezaron a formar nuevos grupos políticos, y a reorganizar los círculos y clubes que ya existían.

En 1909 surge el partido antirreeleccionista encabezado por Francisco I. Madero, quien pugnaba por la no reelección, la vuelta pacífica a la democracia y una transformación política que diera vitalidad al país.

Inspiradas en estas ideas, las agrupaciones políticas hicieron un replanteamiento de sus bases, tal como lo hiciera el club democrático jalisciense, y los partidos independiente y liberal jalisciense.

Al proclamar Madero, en octubre de 1910, el Plan de San Luis, que desconocía el gobierno de Díaz y en el que se llamaba a los ciudadanos a tomar las armas a fin de arrojar al dictador del poder, en Jalisco algunos grupos del sur y del centro del Estado se unieron a su llamado, sin embargo, estos levantamientos fueron aislados y fácilmente controlados.

El rechazo a la permanencia de Díaz en el poder, sin duda, estaba en el sentir de los jaliscienses, pero no lo manifestaron en movimientos masivos.

Luego de la traición de Victoriano Huerta y el asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, en febrero de 1913, Huerta se adueñó de la presidencia.

En respuesta a esta arbitrariedad es redactado el Plan de Guadalupe, en marzo del mismo año; en este documento se desconocía a Huerta como primer mandatario y se anunciaba la conformación del ejército constitucionalista.

Foto de la plaza principal del municipio de Mascota. Plaza principal del municipio de Mascota.

En Jalisco, la población campesina se manifestó de inmediato a favor de Venustiano Carranza, jefe de las fuerzas constitucionalistas. Se dieron levantamientos en Los Altos, Mascota, Talpa, Cuquío, Tlajomulco, Tala, Acatlán, Etzatlán, Hostotipaquillo, Mazamitla, Autlán, Magdalena, San Andrés, Contla, Ameca y otros lugares. Sin embargo, estos pronunciamientos no lograron conjuntar esfuerzos y convertirse en una efectiva respuesta que cuestionara el gobierno establecido, el cual consideraba a Jalisco como una región que se mantenía tranquila.

Jalisco fue escenario de enfrentamientos entre los ejércitos constitucionalistas y villistas, pero estos no afectaron de manera sensible las estructuras internas de la entidad.

El 12 de junio de 1914, el general Manuel M. Diéguez fue nombrado gobernador de Jalisco por el primer jefe Venustiano Carranza.

En septiembre de 1916, Carranza hizo una convocatoria para la realización de un Congreso Constituyente para diciembre de ese año en Querétaro.

Diéguez al frente del Ejecutivo del Estado, respondiendo a la iniciativa de Carranza, se encargó de organizar las elecciones de diputados que participarían en el Constituyente.

Entre los legisladores jaliscienses que se hicieron presentes destacó Luis Manuel Rojas, quien presidió el Congreso hasta el 5 de febrero de 1917, fecha de la promulgación de la Carta Magna.

Al triunfo de los constitucionalistas, en 1915, éstos se plantearon llevar a cabo una reestructuración a fondo y a nivel nacional. En Jalisco, se inició rápidamente la reorganización de su vida económica, social y política.

Desde 1823, Jalisco se mostró siempre resuelto a resistir los embates en contra del Federalismo, su completa adhesión a esta forma de gobierno quedó de manifiesto en la constante y enérgica defensa que siempre hizo de él, teniendo como cimiento de su posición los principios de soberanía y libertad mismos que inspiran desde 1915, la reorganización de su vida política, social y económica, dando prioridad a la autonomía municipal, concebida ésta como el principio fundamental de la libertad política de un país.

El 5 de febrero de 1917, fueron recogidos estos principios en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cerrando para Jalisco, la etapa de su consolidación como Estado.

Desde el momento que Jalisco juró el cumplimiento de la Carta Magna, dio principio a la ardua tarea de fortalecer su estructura económica, social y política.  Esta labor, sin embargo, no ha resultado fácil pues se ha tenido que hacer frente a graves problemas de diversa índole; en el renglón político social la rebelión cristera (1926-1929), y la crisis ideológica y política de la educación (1933-1935), representaron conflictos que lograron superarse, a pesar de la gravedad que cobraron.

En el renglón económico-social, desde la década de 1950, se presentan con mayor énfasis disparidades regionales en el desarrollo de Jalisco, lo que repercutió en un marcado desequilibrio entre asentamientos humanos y recursos naturales; así como desigualdades entre los ámbitos urbano y rural.

La toma de decisiones desde el centro, la concentración de recursos en unos cuantos núcleos de población, la falta de una adecuada política de planeación y la  discontinuidad de los programas sexenales de gobierno dieron como resultado una geografía de considerables índices de marginación en algunas zonas de la entidad; así como desarraigo poblacional y un deficiente aprovechamiento de los recursos naturales.

A partir de la década de los setenta se pusieron en marcha medidas que pretendieron revertir ese desarrollo desigual; los esfuerzos no prosperaron como se esperaba ya que esas acciones y programas de gobierno, seguían un modelo cuyos mecanismos no dejaban de tener un carácter centralizado en la toma de decisiones.

Es en esta época cuando se crea la primera Ley Orgánica Municipal en el estado (1971), en un esfuerzo por lograr que la norma jurídica propiciara y diera cauce al desarrollo político y social de los municipios. Sin embargo, esto no fue posible debido al concepto que se tenía del municipio como prestador de servicios y no como otro nivel de gobierno. Era urgente iniciar un proceso que permitiera definir atribuciones y ámbitos de competencia entre los tres niveles de gobierno.

La reforma de 1983, al artículo 115 Constitucional otorgó nuevas facultades y obligaciones al municipio en materia social, política, administrativa y hacendaria, en un afán por dotar a éste de las condiciones para que se convirtiera en promotor de su propio desarrollo y así reorganizar al país en base al municipio libre. Sin embargo, la injerencia de los ámbitos federal y estatal en algunos rubros de la vida municipal truncaron el proyecto.

En Jalisco se hicieron valiosas aportaciones al proceso de reforma municipal con el otorgamiento de facultades a los Ayuntamientos, como son: la elaboración de sus propias leyes de ingresos y  la posibilidad de establecer convenios con el Gobierno del Estado para la prestación de servicios públicos.

Sin embargo, continuó la tendencia de concentración de recursos y servicios en la Zona Metropolitana de Guadalajara y algunos núcleos poblacionales denominados ciudades medias; lo que se tradujo en un desarrollo regional desigual.

 

Personajes Ilustres

Jalisco ha sido cuna de valiosos hombres y mujeres que con trabajo, dedicación, disciplina y convicción han realizado obras cuyos frutos han trascendido las fronteras del tiempo para brindarse con generosidad a las nuevas generaciones de jaliscienses y de mexicanos, en general.

Mencionar a todos y cada uno de quienes han contribuido al progreso de la región sería infructuoso, pues se caería en el riesgo de las omisiones; de ahí que el listado que ahora presentamos, deberá considerarse sólo como una muestra de la “cantera” humana que ha sido Jalisco en la historia del país. Indudablemente que este listado se complementará con los nombres y méritos que se registran en cada una de las monografías municipales.

Los personajes se agruparon con base en la etapa histórica en que les tocó vivir; y se consideraron tanto a jaliscienses de nacimiento como a personalidades que con su obra enriquecieron a la comunidad que adoptaron como suya.

Época Colonial

Personaje ilustre Descripción
Antonio Alcalde y Barriga (1701-1792) Fraile español de nacimiento, sacerdote benefactor. En 1996, mediante decreto número 6,449, se le declaró benemérito de Jalisco.
Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo (1752-1824) Filántropo y sacerdote.  
Alonso de la Mota y Escobar (1546 - ¿? ) Teólogo, Obispo de la diócesis de Guadalajara, escritor, autor de la obra titulada "Descripción geográfica de los reinos de Nueva Galicia, Nueva Viscaya y Nuevo León".
Fray Antonio Tello Evangelizador, religioso franciscano, autor de "Crónica Miscelánea, en que se trata de la Conquista Espiritual y Temporal de la Santa Provincia de Xalisco".
Bernardo de Balbuena (1568-1627) Doctor, religioso, poeta y escritor.  
Martín Casillas Arquitecto.  
Juan Guerra Fraile, religioso, escritor y filólogo.  
Matías López de la Mota Padilla (1688- ?) Abogado, sacerdote, historiador, autor de "Conquista del Reino de Nueva Galicia en la América Septentrional".
José Arlegui Fraile franciscano, historiador.  
José de Ortega (1709-1768) Jesuita, historiador y lingüista  
José Rafael Larrañaga (Siglo XVIII) Poeta.  
Francisco Javier Gamboa (1717- ¿?) Abogado, matemático y escritor.  

 

Gobernantes distinguidos de la Nueva Galicia

Personaje ilustre Descripción
Tomás Terán de los Ríos Gobernante progresista; durante su gestión de 1716 a 1724, se realizaron diversas obras de gran trascendencia como el Puente Grande en el río Santiago.
Francisco de Ayza Socorrió a los pobres y estableció rondas para combatir ladrones, se hicieron obras para mejorar la orilla del río San Juan de Dios. Gobernó de 1738 a 1743.
Jacobo Ugarte y Loyola Durante su gestión de 1791 a 1798, brindó importante ayuda a los pobres e inauguró la Universidad el 3 de noviembre de 1792.
Fernando Abascal y Sousa Durante su período de gobierno en los albores del siglo XIX (1800-1804), entre sus obras más importantes se cuentan el exterminio del bandolerismo y el juego; empedró más de 100,000 varas cuadradas; construyó y repuso puentes y caminos; mejoró las cercanías del río San Juan de Dios; y fomentó la fundación de escuelas de primeras letras en algunos pueblos.
Roque Abarca Militar, gobernó de 1805 a 1811; realizó importantes mejoras en el empedrado, destacando la obra de mejoramiento del "paseo" desde San Juan de Dios hasta la Alameda. (Esta zona es lo que actualmente conocemos como "la Calzada").

 

De la Independencia a la Intervención de Estados Unidos

Personaje ilustre Descripción
Pedro Moreno González (1775-1817) Insurgente, benemérito de la Patria en grado heroico, mártir de la Independencia. Su nombre está inscrito en letras de oro en el recinto del Poder Legislativo del Estado, de conformidad con el decreto del 5 de mayo de 1874.  
José María Mercado Insurgente y sacerdote. Su nombre está inscrito en letras de oro en la sede del Poder Legislativo de Jalisco, según lo establecido en el decreto número 394 del 7 de mayo de 1874.
José Antonio Torres ( ¿? - 1812) Insurgente. En letras de oro está inscrito su nombre en el recinto del Poder Legislativo desde 1874.  
Marcos Castellanos Presbítero, insurgente, defensor de la Isla de Mezcala. Su memoria se honró con la inscripción en letras de oro de la leyenda "Héroes Defensores de la Isla de Mezcala". Este homenaje se dispuso en el decreto número 10,474 del 28 de marzo de 1981.
Luis Macías Brigadier, defensor de la Isla de Mezcala. Su memoria se honró con la inscripción en letras de oro de la leyenda "Héroes Defensores de la Isla de Mezcala". Este homenaje se dispuso en el decreto número 10,474 del 28 de marzo de 1981.
Encarnación Rosas Insurgente, defensor de la Isla de Mezcala. Su memoria se honró con la inscripción en letras de oro de la leyenda "Héroes Defensores de la Isla de Mezcala". Este homenaje se dispuso en el decreto número 10,474 del 28 de marzo de 1981.
José Santana Insurgente, defensor de la Isla de Mezcala. Su memoria se honró con la inscripción en letras de oro de la leyenda "Héroes Defensores de la Isla de Mezcala". Este homenaje se dispuso en el decreto número 10,474 del 28 de marzo de 1981.
Nicolás Padilla Teniente, defensor de la Isla de Mezcala. Su memoria se honró con la inscripción en letras de oro de la leyenda "Héroes Defensores de la Isla de Mezcala". Este homenaje se dispuso en el decreto número 10,474 del 28 de marzo de 1981.
Julio Navarro Teniente, defensor de la Isla de Mezcala Su memoria se honró con la inscripción en letras de oro de la leyenda "Héroes Defensores de la Isla de Mezcala". Este homenaje se dispuso en el decreto número 10,474 del 28 de marzo de 1981.
Rita Pérez de Moreno (1779-1861) Esposa del insurgente Pedro Moreno e incondicional compañera en su lucha por la Independencia. Su nombre está inscrito en letras de oro por decreto número 8,473 del 4 de enero de 1969.
Francisco Primo de Verdad y Ramos (1768-1808) Promártir de la Independencia de México, y abogado. Su nombre está inscrito en letras de oro en el recinto del Palacio Legislativo, por decreto número 7,521 del 24 de noviembre de 1960.
José Francisco Severo Maldonado (1775-1832) Sacerdote, político, profesor, militar y periodista.
Juan Nepomuceno Cumplido y Rodríguez (1793-1851) Abogado, político, gobernador del Estado; le correspondió promulgar la primera Constitución del Estado de Jalisco; diputado constituyente.  
José Justo Corro (1794-1864) Abogado y político  
Valentín Gómez Farías (1781-1858) Médico, educador, político, diputado del Congreso Constituyente de 1857; Presidente de la República; diputado del primer Congreso Constituyente de 1824. Su nombre está inscrito en letras de oro en el recinto del Palacio Legislativo de conformidad con el decreto número 7130 del 5 de febrero de 1957.  
Mariano Otero (1817-1850) Abogado, periodista, político; sentó las bases el juicio de amparo; diputado, senador, Secretario de Relaciones Exteriores.
Francisco Márquez Paniagua (1834-1847) Militar, uno de los Niños Héroes muertos en el Castillo de Chapultepec el 13 de septiembre de 1847.
Urbano Sanromán Político, diputado del Congreso Provincial de 1822, diputado del Congreso Constituyente de 1823, (último tercio del siglo XVIII-1876)
José Antonio Escobedo (1777-1849) Político, Gobernador del Estado.  
Epigmenio González (1778-1858) Insurgente, su tierra natal fue Querétaro.
Prisciliano Sánchez Padilla (1783-1826) Político, primer Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco; ideólogo e impulsor del sistema de gobierno de república federal, autor del Pacto Federal del Anáhuac, documento histórico que recoge los más profundos anhelos de los mexicanos del siglo XIX. El nombre de Prisciliano Sánchez está grabado en letras de oro por decreto número 3941 de fecha 7 de mayo de 1874.  
Joaquín Angulo (1811-1861) Abogado, político, periodista, combatió la intervención norteamericana de 1847.

 

De la Reforma a la Intervención Francesa

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Juan José Baz y Palafox (1820-1887) Abogado, militar, periodista y político, gobernador del D.F., diputado del Congreso Constituyente de 1857; combatió a los franceses.  
José María Montenegro (1836-1863) Militar, liberal, combatió a los franceses.
José Calderón ( ¿? - 1858) Coronel, liberal  
Jesús Camarena (1801-1884) Abogado, político, diputado al Congreso Constituyente de 1857, Presidente del Supremo Tribunal de Justicia.  
Ramón Corona (1837-1889) Militar, político y diplomático; se incorporó al bando liberal en la Guerra de Reforma; combatió al segundo Imperio. Su nombre se encuentra inscrito en letras de oro en el recinto del Palacio Legislativo conforme a lo dispuesto en el decreto número 375 del 3 de octubre de 1889. Se le declaró benemérito de Jalisco por decreto 379 del 11 de noviembre de 1889.  
José María Donato Guerra Orozco (1832-1876) Combatió la intervención francesa y al segundo Imperio. Se le declaró benemérito de Jalisco por decreto número 465 del 18 de enero de 1877.  
Ignacio Hererra y Cairo (1821-1858) Médico, político, liberal, se inclinó por el Federalismo y la libertad de cultos, catedrático. Se le declaró benemérito de Jalisco por decreto del 17 de junio de 1858.
Ignacio Luis Vallarta (1830-1893) Abogado, político, Secretario de Gobernación; Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; su obra "Votos de Vallarta", donde trata de puntos de Derecho Constitucional, constituye uno de los estudios clásicos de la materia. Mediante decreto del 1° de enero de 1894, se le declaró benemérito del Estado, y se dispuso que su nombre se grabara en letras de oro en el recinto del Poder Legislativo local. El 3 de agosto de 1943, por decreto 4895, se creó una condecoración que lleva su nombre.  
Pedro Ogazón Rubio (1821-1890) Abogado, militar, político, combatió la intervención francesa. Se le declaró benemérito de Jalisco, por decreto número 399 del 4 de marzo de 1890. En el recinto del Poder Legislativo del estado, su nombre se encuentra grabado en letras de oro, conforme a lo dispuesto en el decreto del 5 de febrero de 1957.  
Gregorio Dávila (1810-1868) Abogado, liberal, político, magistrado. Se le declaró benemérito de Jalisco, por decreto número 60 del 16 de enero de 1868.  
Bernardo Reyes (1850-1913) Militar, político, combatió la intervención francesa.  
Emeterio Robles Gil (1831-1906) Jurisconsulto, político, diputado al Congreso Constituyente de 1857; literato, orador y catedrático. Se le declaró benemérito de Jalisco, por decreto número 1175, de fecha 29 de mayo de 1906.  
José Guadalupe Montenegro (1800-1885) Militar, político, liberal, participó en la Guerra de Reforma.  
Pedro Ríoseco (1827-1865) Militar, combatió a los franceses durante la intervención.  
Santos Degollado (1811- 1861) Militar, liberal, defensor de la Reforma. Se le declaró benemérito de Jalisco por decreto número 26 del 2 de noviembre de 1861. Su nombre está inscrito en letras de oro en el recinto del Poder Legislativo del estado, según lo dispuesto en el decreto número 394 del 7 de mayo de 1874.  
Anacleto Herrera y Cairo (1825-1867) Militar, participó en la Guerra de Reforma y contra la Intervención Francesa.  
Fermín G. Riestra ( ¿1819?- ¿1882?) Abogado y político.
Antonio Rosales (1822-1865) Militar, poeta, periodista, político, combatió en la Guerra de Reforma en el bando liberal; derrotó a Manuel Lozada (a)"El Tigre de Álica" en 1860. También combatió a los imperialistas durante la intervención francesa. Su nombre está grabado en letras de oro en el recinto del Poder Legislativo de la entidad, según lo dispuesto en el decreto número 394 del 5 de mayo de 1874. Su tierra natal fue Zacatecas.  
Miguel Ahumada Saucedo (1844-1916) Militar y político, participó en los grandes acontecimientos del México del siglo XIX: apoyó la Reforma; combatió al Segundo Imperio; y participó activamente en la Revolución de 1910. Su lugar de nacimiento fue el estado de Colima.  

En la Revolución Mexicana

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Sebastián Allende Rojas  
Manuel Macario Diéguez Lara (1874-1924)  Líder obrero, militar, político. Su nombre está grabado en letras de oro en el recinto de Poder Legislativo de Jalisco, conforme a lo dispuesto en el decreto número 7521 del 24 de noviembre de 1960.  
Luis del Carmen Curiel (1846-1930) Abogado, militar y político.
Everardo Topete Arcega (1890-1978) Político, restableció la Universidad de Guadalajara y expidió su Ley Orgánica.
Wistano Luis Orozco (1856-1927) Abogado, escritor y político.
Luis Manuel Rojas (1871-1949) Abogado, político, educador, escritor, diplomático y periodista; apoyó la revolución constitucionalista; le correspondió la honrosa responsabilidad de presidir el Congreso Constituyente de 1916.  
Casimiro Castillo Vigil (1883-1925) Líder agrarista y político.

Artes, Ciencia, Cultura y Benefactores

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Agustín Yañez (1904-1980) Escritor, periodista, político, diplomático y catedrático. Su obra más conocida es la novela "Al Filo del Agua".  
José Hilarión Romero Gil (1822-1899) Abogado, profesor, escritor y benefactor.  
Dionisio Rodríguez (1810-1877) Abogado, impulsor de la cultura y la imprenta, benefactor. Se le declaró benemérito del Estado, por decreto número 492 de fecha 2 de mayo de 1877.  
Joaquín Baeza Alzaga (1862-1950) Médico, pediatra, benefactor y político.  
Mariano de la Bárcena y Ramos (1842-1899) Ingeniero, geólogo, botánico, meteorologista, topógrafo, músico, pintor, escritor y político.
Arnulfo Villaseñor (1868-1953) Ingeniero, abogado, político y catedrático.
Carlos Villaseñor (1845-1920) Pintor.
José Parres Arias (1913-1973) Abogado, pintor, político, catedrático y rector de la Universidad de Guadalajara  
José Luis Razo Zaragoza y Cortés (1917- ) Abogado, catedrático, bibliotecónomo, paleógrafo, cronista, escritor e historiador  
Francisco Ruíz Sánchez (1914-1965) Médico, benefactor, uno de los fundadores del Seguro Social en Guadalajara.
Severo Díaz Galindo (1876-1956) Sacerdote, astrónomo y catedrático.
Esteban Alatorre (1832- 1876) Abogado.
Francisco Rojas González (1904-1951) Diplomático, investigador, y escritor de cuentos.
Alfonso Gutiérrez Hermosillo (1906-1935) Escritor, orador y poeta.
Adalberto Navarro Sánchez (1918-1987) Escritor, poeta y catedrático
Luis Páez Brotchie (1893-1968) Historiador, cronista y filólogo.  
Fray Luis del Refugio Palacio Basave y Valois (1868-1941) Historiador franciscano, cronista, dibujante y arquitecto.
José María Nájar Herrera (1866-1917) Profesor e historiador.
Andrés Terán (1825-1894) Abogado, catedrático, lingüista, impulsor de la educación.
Jacobo Gálvez Arquitecto y pintor (Su principal obra es el Teatro Degollado) (1821-1882)
Jesús Delgadillo Araujo (1874-1953) Médico, catedrático y rector de la Universidad de Guadalajara en 1953.  
Enrique González Martínez (1871-1952) Poeta, médico y diplomático.
José Ramírez Flores (1900-1983) Historiador y anticuario.
Aurelio Aceves Peña (1887-1946) Ingeniero y catedrático. Entre sus obras destacan el Palacio Legislativo y Los Arcos.  
Fernando Camarena Kunhardt (1908- ¿? ) Médico, pediatra  
Lorenzo Martínez Negrete (1902-1971) Abogado, catedrático, condecorado con la Presea "Ignacio L. Vallarta".  
Roberto Mendiola Orta (1899- )Médico, catedrático, rector de la Universidad de Guadalajara.
Raúl López Almaraz (1934- )Médico, psiquiatra, catedrático.
Juan Balcazar Bernal (1901-1963) Presbítero y benefactor, se dedicó al cuidado de los enfermos, particularmente los afectados por la lepra, fundó un lazareto.
José Barba Rubio (1914-1999) Médico, dermatólogo, catedrático y rector de la Universidad de Guadalajara.
Federico Carlos Kegel y Aranda (1870-1907) Dramaturgo, poeta, novelista, periodista y artista.
Victoriano Salado Alvarez (1867-1931) Abogado, político, diplomático, pedagogo, periodista, historiador y escritor.
Juan Ixca Farías y Alvarez del Castillo (1873-1947) Pintor, paisajista, escritor, fundó el Museo Regional de Guadalajara.
Ignacio Dávila Garibi (1888-1984) Abogado, historiador, catedrático y periodista.
Pablo Ascencio Rosales (1904- ) Abogado, editor de revistas y escritor.
Francisco Ramos Cuervo (1917-1986) Médico y catedrático.
Manuel Martínez Valadez (1893-1935) Catedrático, poeta y político.
José López Portillo y Rojas (1850-1923) Abogado, político, escritor, catedrático y periodista.
Jesús López Portillo y Serrano (1818-1901) Abogado, político, catedrático y magistrado.
José López Portillo y Weber (1889-1975) Ingeniero, catedrático e historiador  
Fernando Calderón (1809- 1845) Poeta y dramaturgo. En Zacatecas, el teatro lleva su nombre.  
Manuel López Cotilla (1800-1861) Político, educador y escritor. Fue nombrado benemérito del estado de Jalisco, por decreto número 1850 del 25 de octubre de 1917.  
Salvador Collado Jasso (1859-1909) Ingeniero, constructor de templos, teatros, casas, puentes, ferrocarriles urbanos y obras de irrigación.  
Emmanuel Palacios (1906- ¿? ) Poeta, ensayista, crítico literario y político.  
José Clemente Orozco (1883-1949) Pintor, muralista y caricaturista  
Ignacio Calderón Bonilla (1886-1951) Abogado, atleta, economista y catedrático, Secretario General de la Universidad de Guadalajara.  
Eufemio Mendoza (1840-1876) Historiógrafo, nahuatlato, abogado, catedrático u escritor.
Genaro Ramírez (1859-1900) Abogado y periodista.
José Rolón (1883-1945) Músico y compositor.
Luis Barragán (1902-1988) Arquitecto.
Rubén Villaseñor Bordes (1914-) Médico, escritor e historiador.
Manuel Gómez Ibarra (1810- 1896) Arquitecto, sus obras más relevantes: el Hospicio; torres de la Catedral de Guadalajara; palacio Arzobispal; el Santuario de la villa de San Pedro; el altar principal del Santuario de Guadalupe.  
Ricardo Lancaster Jones y Verea (1905-1983) Ingeniero, diplomático, catedrático.
José Guadalupe Zuno (1891-1980) Abogado, político, fundador de la Universidad de Guadalajara en 1925.
Gonzalo Curiel (1904-1954) Músico y compositor.
Juan Gutiérrez Mallén (1810-1887) Abogado, benefactor y político.
Salvador Garcíadiego (1842-1901) Médico y catedrático.
Lázaro Pérez (1817-1900) Químico, farmacéutico, meteorologista y pedagogo.
Antonio Pérez Verdía (1828-1875) Jurisconsulto, político, periodista, poeta, dramaturgo, escritor y catedrático.
Luis Pérez Verdía y Villaseñor (1857-1915) Abogado, historiador, catedrático, político y diplomático.
Jesús Reyes Ferreira (1882-1977) Pintor, artesano y anticuario. Sus pinturas en papel de china le dieron fama internacional.
Ignacio Camarena Ramírez (1887-1975) Música, director de orquesta y catedrático.
José Guízar Morfín (Pepe Guízar) (1912-1980) Músico y compositor. Se le atribuye el sobrenombre de "El pintor musical de México".
Lucio I. Gutiérrez (1850-1934) Ingeniero, rector de la Universidad de Guadalajara en 1930-1932, benefactor.
Federico Solórzano Barreto (1922-) Ingeniero, catedrático, investigador y paleontólogo.
Manuel Cambre (1840-1911) Historiador.
Ramón Córdova ( ¿? - 1978) Militar revolucionario, médico odontólogo, fundó la Facultad de Odontología de la Universidad de Guadalajara, político.
Vicente Munguía (1803-1877) Artesano tejedor de rebozos de seda, algodón y lana; tapetes, alfombra, mantilla y manteles. Dedicó su vida a perfeccionar sus conocimientos en la industria del tejido. Su arte alcanzó gran reconocimiento a nivel nacional e internacional.  
Antonio Pérez Verdía y Ocampo (1876-1958) Abogado, político y catedrático, miembro fundador de la Barra Mexicana de Abogados.
Guillermo Ramírez Valadez (1910-1984) Economista, catedrático, político y rector de la Universidad de Guadalajara.
Aurelia L. Guevara (1864-1956) Profesora.
Alberto Santoscoy Escritor, historiógrafo y periodista (1857-1906)
José Vizcarra (1874-1956) Pintor y catedrático.
J. Trinidad Laris (1882-1963) Presbítero e historiador.
Agustín Rivera y San Román (1824-1916) Presbítero, abogado, catedrático e historiador  
José Garibi Rivera (1889-1972) Arzobispo de Guadalajara.
Juan José Méndez Hernández (1936- ) Escultor y restaurador.
Tomás V. Gómez (n. a mediados del siglo XIX - ?)Estudioso y catedrático de gramática.
Enrique Estrada Faudón (1927- )Médico, neurólogo, psiquiatra, catedrático, investigador, científico y maestro de ecología.
José Cornejo Franco (1900-1977) Profesor, historiador, literato, editor, fundador de la Universidad de Guadalajara en 1925, Director de la Biblioteca Pública del Estado.
Constancio Hernández Alvirde (1901-1988) Abogado, catedrático, político, rector de la Universidad de Guadalajara en 1937, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Guadalajara.
Xavier García de Quevedo (1892-1973) Ingeniero, empresario, Presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara en 1932, 1940 y 1948; fue uno de los fundadores del Consejo de Colaboración Municipal; banquero, condecorado por el Gobierno de Bélgica.
Francisco Espinoza (1905- ) Músico, pintor, escritor y político.
Cenobio I. Enciso (1849-1903) Abogado, escritor y catedrático.
Gerardo Murillo (1875-1964) "Dr. Atl", abogado, filósofo, pintor, periodista, político y escritor.
Leonardo Oliva (1814-1872) Médico, farmacólogo e investigador.
Alfredo Ramón Plascencia Jaúregui (1875-1930) Presbítero y poeta.
Agustín de la Rosa y Serrano "El Padre Rositas" (1824-1907) Sacerdote, abogado, doctor, escritor, nahuatlato y benefactor.
Mariano Azuela (1873-1952) Médico, político y escritor. Su obra incluye novela (Los de abajo, La malhora, La luciérnaga, Mala Yerba, Sendas perdidas, La maldición, Esa sangre), cuentos, ensayos críticos, biografías y teatro.
José María Vigil Político, pedagogo, periodista, abogado y escritor (poesía, drama, literatura, crítica literaria e historia) (1829-1909)
Renato Cuéllar García, (Padre Cuéllar) (1896-1970) Sacerdote y benefactor. Nació en Durango.
Pedro Loza y Pardavé (1815-1898) Arzobispo de Guadalajara y benefactor. Nació en México, D.F.  
José Rosas Moreno (1838-1883) Poeta, dramaturgo, periodista y político liberal.
José Palomar y Rueda (1807-1873) Político, empresario y benefactor.
Miguel Cruz Ahedo (1826-1859) Poeta, militar, periodista y político.
Pablo Valdés (1839- ¿? ) Pintor y escultor.
María Izquierdo (1907-1955) Pintora.
Guillermo Chávez Vega (1931-1990) Pintor y muralista.
Gabriel Flores (1930- ) Pintor y muralista.
Juan Soriano (1920- ) Pintor, escultor, catedrático y escenógrafo.
Angel Anguiano Limón (1840-1921) Ingeniero, arquitecto y astrónomo.
María del Refugio Barragán de Toscano (1846-1916) Pedagoga, periodista, escritora y dramaturga.
Basilio Vadillo (1885-1935) Maestro, periodista, político y diplomático.
Severo Díaz Galindo (1876-1957) Físico, astrónomo y vulcanólogo.
Clemente Aguirre (1828-1900) Músico y compositor.
Elías Nandino (1900-1997) Doctor, poeta y literato.
Jesús Amaya Topete (1889-1976) Historiador, escritor, sociólogo, políglota y músico.
Irene Robledo García (1890-1988) Profesora y trabajadora social.
Enrique Díaz de León (1893-1937) Intelectural, político, fundador y primer rector de la U. de G.
Juan Rulfo Escritor. Su obra literaria abarca novelas y cuentos; sus creaciones más importantes son "El Llano en Llamas" y "Pedro Páramo", entre otras. (1918-1986)
Lola Alvarez Bravo Fotógrafa.
Juan José Arreola (1918-) Escritor, su obra comprende relatos ("Confabulario", "Varia invención"); novela ("La Feria"); y teatro ("La hora de todos").
Consuelo Velázquez Compositora.
Silvestre Vargas Vázquez Músico y fundador del internacionalmente conocido "Mariachi Vargas de Tecalitlán"
José Luis Martínez (1918-) Editor, catedrático, historiador, escritor y diplomático.

 

Fuente: 
Enciclopedia de Los Municipios y Delegaciones de México. Estado de Jalisco.